Por parte del Distrito, la semana pasada el proyecto Progresa Fenicia dio un nuevo paso, tras la aprobación del decreto 146 de 2016. Este decreto dará paso a la delimitación oficial para la primera etapa del Plan Parcial de renovación urbana ¨Triángulo de Fenicia¨ en Bogotá.
Apadrinado por la Universidad de Los Andes, ‘Progresa Fenicia’ busca ser el pionero en la revitalización urbana del centro de la ciudad, acoplándose a las dinámicas inmobiliarias y a los cambios que se han venido impartiendo en el centro histórico por parte del Distrito. No obstante, la iniciativa también ha sido acusada de fomentar un proceso de gentrificación, al forzar a los residentes originales a negociar o salir del barrio.
Por medio del reciente decreto se concretarán las determinaciones para 15 de sus predios, que irán destinados para el desarrollo de 900 viviendas. El programa pretende entregar al sector un proyecto que parta de la acción participativa para el mejoramiento integral del espacio público, la reserva ambiental, el sector comercial, los equipamientos de uso público, el sector hotelero y las viviendas del barrio, asegura el Programa Progresa Fenicia.
En la localidad de Santa Fe, en el barrio Las Aguas, se configura un área de 8,8 hectáreas en la que convergen tres hechos urbanos de innegable relevancia para la ciudad. En el costado oriental, inicia el área de reserva de los cerros tras cruzar la Avenida Circunvalar; esta reserva ambiental urbana es considerada la más importante de América Latina. Hacia el costado sur y partiendo del trazado del Eje Ambiental o Avenida Jiménez, se genera un vínculo con el área fundacional e histórica y al cruzar la Carrera 3ra, por el occidente se encuentra un sector dinámico en donde confluyen diferentes usos: comerciales, dotacionales, educativos y de vivienda.
El proyecto se ha enfrentado a las críticas por liderar un proceso de gentrificación, según sus detractores: actualmente hay 1.628 residentes en 460 viviendas, pero el proyecto pretende atender en beneficio de más de 3.000 personas, contando con la disposición de varios estratos en una misma manzana. De las 900 viviendas aprobadas, 108 serán de interés prioritario (VIP) y tras la aprobación, los propietarios originales cuentan con 6 meses para llevar a cabo la negociaciones con el distrito sobre su permanencia en el sector o la venta de los predios al programa.
Si bien el sector propende valorizarse, los autores del proyecto aseguran que se congelará el estrato actual de los residentes, dando paso a la integración inmobiliaria, la emisión de las licencias de construcción y la consolidación del Plan Parcial. Así también prevalece el interés por mantener las historias colectivas e individuales de sus actuales habitantes, buscando potenciar sus condiciones desde una escala doméstica a una urbana, y así perpetuar la memoria del barrio, según cuentan los promotores.
La metodología de la organización ha tenido en cuenta, por medio de los talleres de participación, a los residentes como los potenciales inversionistas; al Estado a través de las directrices y políticas establecidas en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), al grupo de investigación y la propia facultad de arquitectura de la Universidad de Los Andes, con la dirección de Daniel Bermúdez, para que de manera conjunta se puedan coordinar las principales decisiones sobre el futuro y factibilidad del proyecto.
Con información de Noticias RCN